No sé de dónde es esta imagen, pero el punto de la pancarta es perfecto. |
Empiezo por el principio: el gobierno venezolano tiene
problemas, gravísimos, que en el curso del último año se han deteriorado
exponencialmente. Las calles son casi intransitables (a causa de inseguridad,
tráfico, transporte público en mal estado; usted elija), la cerca mediática se
ajusta cada vez más a nuestro alrededor (cierre de emisoras, casi 7 años de
clausurado RCTV, sospechosísima compra del canal opositor con cambio de línea editorial...),
la escasez de productos deja al venezolano en una cola perenne de supermercado
a ver qué consigue y dónde (por no mencionar la escasez de medicinas, papel
para imprenta, y por temporadas hasta de gasolina a pesar de que el petróleo es el único producto de
exportación masivo en este país), existen grupos paramilitares como los
Tupamaro armados y aupados por el gobierno, la industria se ha visto mermada al mínimo gracias a leyes y políticas económicas sin sentido, casi no hay divisas para
importación y cada vez menos incluso para el ciudadano, tenemos la inflación
más alta del mundo...
Enumerar los problemas que sufre Venezuela durante el
gobierno actual es quedarse todo el día. La "calma" relativa de la
ciudadanía se debe, dependiendo al sector de la población del que se hable, a
distintas razones: desde las "Misiones" de gobierno (programas de
ayuda social, relativamente exitosos, que van desde alfabetización hasta
otorgación de viviendas) en los estratos más bajos, pasando por hartazgo al ver
que ninguna solución en once años ha funcionado, hasta miedo de represión
estatal ante cualquier sublevación (sin duda las dos últimas son sobre todo
problemas de la decreciente clase media).
Un apartado corto acerca de las misiones: no quito que algunos esfuerzos han sido acordes (aplaudo sobre todo la idea de Barrio
Adentro, programa en el que se crean centros médicos para primeros auxilios en
sectores populares - aunque estén compuestos de médicos cubanos y no
venezolanos, y tenga muchísimas fallas), pero sobre todo se trata de dádivas
gubernamentales superficiales (los tratamientos médicos fuertes son remitidos a
hospitales, donde lo que se puede practicar es medicina de guerrilla porque se
repite el coro de Juan Luis Guerra de no
me digas que no tienen anestesia) y no soluciones a problemas reales, por
no decir que alientan la eterna dependencia venezolana al gobierno
como Mesías que debe resolver cada detalle de la totalidad de su vida.
Eso, por un lado. Por otro: la oposición venezolana se
ha ocupado de cometer todos los errores posibles en los últimos quince años. Ha
llamado a la inconstitucionalidad dándole motivos al otro, ha cedido espacios
(famosas son las elecciones legislativas del 2006 a las que la oposición
renunció dándole todo
el poder de creación de leyes al oficialismo), llamó a una huelga general
de dos meses que resultó en el declive de la economía (la excusa para despedir
a casi todo el plantel de la empresa petrolera estatal, PDVSA, y reemplazarlo
con adeptos a gobierno a menudo sin preparación para sus nuevos cargos) y dio
la razón perfecta para implementar un sistema de control cambiario que perdura
hasta hoy, cada vez más cerrado.
Desde hace un tiempo para acá, las acciones de la
oposición han sido más acertadas - pero todavía, no basta. No basta hoy un país
en protesta donde quien llamó a tomar la calle (Leopoldo López, quien tiene
orden de captura por lo mismo) se desasocie de lo que sucede. No dan abasto los
políticos indecisos, mientras se cae a pedazos un país que intentan liderar
cuando no defender.
Lo que pasa en Venezuela hoy tiene
características de Occupy: élites
políticas disociadas de la realidad, información y convocatoria desde redes,
manifestaciones a lo largo del país, exigencias desorganizadas y malestar general. Sabiéndose manejar,
podríamos presenciar una primavera venezolana.
¿Es la violencia
la solución a todo esto? Quiero pensar que no, pero entiendo al
que piensa lo contrario - y no sabría dar con una respuesta alternativa;
quiero buscarla, ¿pero existen los espacios?
El venezolano que protesta hoy definitivamente es de
clase media: la información sólo se encuentra en redes y no toda la población
está conectada. Los problemas reales no son menos palpables por ello. El issue de esta aventura es el no saber
hacia dónde estamos yendo: el liderazgo no se decide, la ciudadanía está
molesta y en el borde de la desesperación y no
tiene plan ni agenda clara.
Puede que esto quede aquí, puede que pase a mayores.
Pero algo se está cocinando hoy en las calles de Venezuela.