Hemos llegado a la época más indignante del año (excepto cuando
hay elecciones, juasjuas): ¡la de las nominaciones y premios de la Academia! En esta
entrega, en Pop Distópico les traigo indignación por:
- Christian Bale es nominado, en un año férreo en la categoría de
Mejor Actor, por una actuación mediocre e ininspirada, sólo por ser él y por
estar en una película de David O. Russell (quien rápidamente se convierte en el
hombre más sobrevaluado de Hollywood). Por él queda fuera Joaquin Phoenix en
una gran actuación, aunque al menos entró Di Caprio (y la actuación que ha
hecho más ruido de Tom Hanks en años también queda por fuera), el nuevo eterno
perdedor de la Academia.
- Meryl Streep se lleva la nominación que le correspondía a Emma
Thompson (o a Kate Winslet) por una película a la que le fue terrible en la
crítica, incluso su propia actuación – pero porque es Meryl Streep, es nominada
por default.
- El guión de Gravity
no está nominado, mientras los de Dallas
Buyers Club (mediocre) y American
Hustle (sin cohesión en una película que parece más un ejercicio actoral
que cualquier otra cosa) sí lo están. Ridículo. La estructura de Gravity, con todo su manejo de metáfora
merecía, al menos, el reconocimiento de la nominación - aunque creo que este
año esa categoría le pertenece, merecidamente, a Her de Spike Jonze.
Este año tenemos nominadas algunos de los mayores clichés de
gustos de la Academia: transformaciones actorales impresionantes (todos sabemos
que la base de una buena actuación es subir y bajar de peso hasta desarrollar
enfermedades absurdas – hola, Jared Leto diagnosticado con gota, es contigo),
películas sobre minorías, culpa blanca, escándalos políticos, Meryl Streeps.
Más allá de todos los clichés (no necesariamente malos – 12 Years a Slave es una gran película),
dos películas en particular brillan por traer propuestas nuevas: Gravity de Alfonso Cuarón y Her de Spike Jonze. La primera, una
épica espacial (todo lo que podría decir al respecto lo expresó mejor mi media
naranja, pásense con confianza por su blog)
al mejor estilo de 2001: A Space Odyssey
pero con todo el corazón que Kubrick no tuvo nunca; la segunda, un estudio de
la soledad y su patetismo en un “futuro no muy lejano”, en el que la tecnología
logra abarcar (con todas las nuances
de nuestra especie) el contacto humano.
Se tratan ambas de cine puramente del siglo XXI, películas que
dependen de la tecnología tanto para hacerse como para que se mueva su historia (Gravity es la única película, por ahora,
que ha usado el 3D post Avatar como herramienta y no sólo porque se ve bonito). Acaso las
dos sean la puerta a un nuevo camino de invención en el séptimo arte: un “por
acá es que van a ir los tiros de ahora en adelante”, digamos.
Un rayito de esperanza para la inventiva hollywoodense, ponte
tú.
Por ahora, ha empezado el conteo: falta un mes para la ceremonia
con la que más me indigno, pero que sin embargo veo religiosamente y activamente busco razones para indignarme y
molestarme con ella.
Y bueno, con su permiso, todas esas películas nominadas no se
van a ver solas. Let the games begin!