Igual que hay estereotipos que no querría vivir (ni actuar) bajo ninguna circunstancia, también hay otros geniales que, por repetidos que sean, nunca dejan de fascinar y no me molestaría serlos de grande
- Cuarentona/cincuentona (“adulta contemporánea”) que se niega a envejecer y siempre tiene un plan malévolo para verse hermosa. Las clásicas son las villanas Disney (la madrastra de Blancanieves, Cruella D’Evil, más recientemente las brujas de Tangled y Enchanted). Es, en fin, la versión moderna y fílmica de la condesa de Báthory, y, pues, ¿quién no quiere ser heredera de la villana que se bañaba en sangre de vírgenes a falta de Botox?
- Chica Bond que sobrevive. Es la opuesta a la de calentamiento; a menudo es un poco sufrida (siguiendo el viejo esquema de damisela en apuros que grita “¡oh, James!”, como la eterna Ursula Andress en Dr. No) pero en el último par de décadas también es “independiente” y tiene alguna profesión medianamente cool, como para callar a las feministas. En todo caso, es con la que termina Bond al final de la película – como, por ejemplo y por mencionar a una de nombre particularmente Bondsoso, Holly Goodhead en Moonraker.
- Villano psicópata y brillante. Hay muchas subcategorías (desde nazis, como el Hans Landa de Inglourious Basterds, hasta asesinos seriales, como Hannibal Lecter – oye, no me había fijado que tienen las mismas iniciales), pero el hecho es que son perturbadoramente geniales, y verlos es lo más cercano que tenemos algunos a la psicosis y nuestra única forma de experimentarla y fascinarnos con ella.
- Rubia en película de Alfred Hitchcock. De la única forma en la que disfrutaría ser catira es esa, precisamente, porque siempre se ven absolutamente hermosas y son realmente encantadoras. La perfecta, claro, sería la princesa Grace Kelly, especialmente en To Catch a Thief.
- Hombre inocente en película de Alfred Hitchcock. Sí, claro, la pasa mal porque lo persigue medio mundo, pero en el camino se divierte muchísimo, se empata con una rubia despampanante y siempre todo se arregla, porque no hay finales tristes en las pelis de Hitch (excepto en muy contadas, y que no siguen el esquema de buen hombre/persecución). Mi preferido en esta es, por supuesto y cómo no, el eterno inspirador de suspiros Cary Grant en North by Northwest (papel que, por cierto, haría que Ian Fleming lo quisiera como James Bond en la primera adaptación del personaje, Dr. No).
- Sobreviviente en apocalipsis zombie. Need I say more?
- Abogado defensor de los derechos humanos, anterior a su tiempo. Bueno, a mí los abogados me caen mal (cosa que digo por encimita, y muy a lo pendejo: la verdad es que algunos de mis mejores amigos son abogados), pero carajo, mentiría vilmente si dijera que no me gustaría ser Atticus Finch cada vez que veo To Kill a Mockingbird.
- Femme fatale. Son estas mujeres súper atractivas que dejan locos a los hombres que se les antojan: la Gilda de Rita Hayworth, la Cleopatra de Elizabeth Taylor, Jessica Rabbit en Who Framed Roger Rabbit?, Sharon Stone en Basic Instinct. Son, por decirlo de alguna forma, los súcubos de la mitología del cine. Este cliché tiene sus muchísimos subclichés, igualmente atractivos: perra cinematográfica (a la Bette Davis en todo, o Faye Dunaway en casi todo, pero particularmente en Network), femme fatale clásica del film noir e incluso mortífera y muy sexy espía soviética (mejor representada como la villana maravillosa de GoldenEye, Xenia Onatopp). Nota: este cliché, por cool que sea, aburre después de un tiempo, y es más entretenido dejarlo en el cine. No lo intenten en casa, chicas.